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16/06/2015

Automatización Industrial en Nuestro País: Un Pequeño Gran Salto

Número especial de Revista Megavatios dedicado a la Automatización Industrial
- Nota de Tapa -

Cuando en el año 1969 Neil Armstrong sorprendía al mundo con su famosa frase “Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad” y millones de televidentes se sorprendían siguiendo en vivo una de las hazañas más grandes que se hayan podido lograr gracias a la tecnología, desde un año antes, en 1968, Dick Morley diseñaba un dispositivo electrónico que remplazaría para siempre los sistemas cableados de relés. Ese dispositivo lo denominó PC (Programmable Controller), nombre que curiosamente tuvo que ser remplazado por PLC (Programmable Logic Controller) a partir de los años 80, en que las computadoras que los televidentes de la hazaña del 69 veían como un elemento más de una película de ciencia ficción, empezaban a llegar tímidamente a los hogares.

Así como hoy no nos imaginamos nuestro trabajo sin una PC en nuestros escritorios, es imposible imaginar una planta industrial sin un PLC. La automatización llegó hace muchos años para quedarse.

La hazaña del 69 hoy se torna aún más sorprendente si tomamos conciencia que la computadora que comandaba el sistema de navegación que hizo apoyar suavemente el Apollo XI sobre la superficie lunar, era unas 10.000 veces menos potente que un celular moderno. Ese crecimiento exponencial de las capacidades de los sistemas informáticos influyeron a través del tiempo  en los sistemas de automatización industrial, y hoy en día es accesibles para toda la industria. Y nuestro país no está al margen de esa accesibilidad a estas tecnologías. Nuestra industria tiene altos niveles de automatización que no debería envidiar a ningún país del denominado primer mundo. Sin embargo hay mucho por hacer.
La automatización industrial, aun no llegó en gran escala a las PYMES, a las que no les resulta sencillo acceder a las últimas tecnologías. Las razones no son únicamente económicas, sino además culturales y de formación. La primera se solucionaría fácilmente con acceso a mejores condiciones de crédito para inversión, pero la segunda y tercera no son de tan inmediata solución.

Es conocida la problemática de la escasez de ingenieros y técnicos afectando aún a las grandes industrias, con lo cual muchas PYMES ni siquiera se plantean nuevas tecnologías de automatización cuando saben que no van a poder acceder a personal capacitado que requieren la operación y mantenimiento de dicha tecnología.

Por otro lado, existe aún una barrera cultural de generaciones que aún ven con cierto recelo a la automatización, privando a sus empresas de una mayor productividad y menores costos. 

A lo largo de estos años he visto como ante la instalación de medidores de nivel de tanque de última generación, el operador chequeaba la “correcta medición” de los mismos con su antiguo medidor de nivel mecánico porque no confiaba en la nueva tecnología. También he tenido que discutir balances de planta que no cerraban por “culpa” de los nuevos medidores de caudal con la mejor exactitud disponible en el momento, porque con los medidores que tenían desde hace varias décadas sí cerraban. La “culpa” era del mensajero y no del mensaje que estaban recibiendo y que su “confiable” medidor obsoleto no detectaba por su escasa exactitud.

Esta barrera cultural no sucede solamente en las PYMES, ya que me ha tocado ver cómo se demoraban las inversiones en recambio de registradores en una de las plantas de generación de energía más grande del país, porque los operadores no se resignaban a abandonar sus registradores de papel, teniendo metros y metros archivos de tendencias de variables de proceso en papel cuando los registradores modernos “paperless” permiten guardarlo en un pequeño pen-drive de un par de centímetros de longitud, además de otorgar la conectividad en red con otros sistemas de planta.

Seguramente ninguno de los operadores que ven con recelo las nuevas tecnologías en los procesos productivos donde se desempeñan, aceptaría abordar un avión si se les informaran que el sistema de navegación de la aeronave fuera de la misma época de la tecnología en la cual confían ciegamente en su lugar de trabajo. Seguramente tampoco Neil Armstrong se hubiera subido hoy en día a un avión con la tecnología que lo hizo llegar en su momento hasta lo más lejos que el hombre ha llegado en su historia. Pero llegó allí porque se animó a utilizar la última tecnología disponible en su época.

Las nuevas tecnologías en la automatización no solamente aumentan la productividad y bajan los costos, sino que garantizan además la seguridad física de las personas, reducen el consumo de energía y ayudan a mejorar el medio ambiente.

Por eso, los dos mayores desafíos que hoy tenemos en el rubro de la automatización industrial, son la educación y la concientización. En esto estamos trabajando fuertemente desde hace muchos años en AADECA (Asociación Argentina de Control Automático), asociación que nuclea profesionales, académicos, estudiantes y empresas del rubro de la Automatización y el Control.
Existen grupos de investigación en la materia distribuidos en distintas universidades del país. Además de Buenos Aires, en La Plata, Rosario, Rio IV (Córdoba) y San Juan, entre otros. AADECA organiza cada dos años el Congreso Nacional de Control Automático, en el que se presentan trabajos académicos de todos estos grupos. También se realiza el Concurso de Proyectos Estudiantiles, tanto a nivel universitario como secundario en el cual se premian los desarrollos prácticos de estudiantes de dichos niveles.

AADECA es un nexo entre la Industria y la Academia, dado que además de ser integrada por profesionales de ambos ámbitos, organiza Jornadas de Difusión donde las empresas presentan sus últimas tecnologías. Así fue el Mes del Control Automático realizado en noviembre del 2014, el cual comenzó con el Congreso y continuó con tres semanas temáticas de disertaciones de las empresas y profesionales independientes más prestigiosos del rubro.

Estamos organizando para este año Jornadas Temáticas en distintas ciudades del interior, además de las realizadas en nuestra sede en Buenos Aires.
También, mediante un acuerdo que AADECA firmó desde hace unos años con el Conicet, estamos promoviendo la transferencia de conocimiento Academia/Industria, sobre todo para las PYMES que por los motivos que describíamos anteriormente, son las que más necesitan soporte en este sentido.
En nuestro país tenemos el conocimiento, los recursos y la tecnología para la automatización industrial en todos los niveles. Solamente nos faltaría imitar el coraje de Neil Armstrong y dar ese pequeño paso cultural, para obtener un gran salto en el crecimiento tecnológico de toda nuestra industria.

Ing. Diego Maceri
Presidente AADECA

Nota original Página 38

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